El AIKIDO es un arte marcial japonés creado por el maestro Morihei Ueshiba (1883-1967), aproximadamente, entre los años 1930-1960. Aunque realmente es producto de toda una vida de estudio y práctica.
La traducción literal del japonés es compleja. Simplificando mucho, AI-KI-DO significa “el camino de la energía y de la armonía“.
El Aikido es un arte marcial que armoniza tanto a la mente como al cuerpo. Siendo este arte marcial conocido como: “el camino de la energía”, este se fundamenta en la idea del Ki. El concepto del Ki es equivalente al chino Qì o el hinduista Prana y se traduce generalmente como «energía vital». El armónico fluir del Ki en el cuerpo del aikidoka durante la realización de una técnica y la combinación del Ki de ambos participantes (“Tori”, quien ejecuta la técnica y “Uke”, quien la recibe) se consideran objetivos esenciales de la práctica del aikido.
El maestro Ueshiba no lo creó como un método más de defensa personal. Su intención fue desarrollar un arte marcial capaz de integrar a la persona en todos sus aspectos: físico, mental, emocional y espiritual.
La práctica de Aikido no debe centrarse en el combate, defensa personal o la competición deportiva, donde el orgullo y el ego se potencian; sino en nuestra búsqueda de la perfección física, mental y espiritual como ser humano, a través del entrenamiento, la auto-reflexión y la práctica continua.
Su objetivo es la búsqueda de la paz y la no violencia. El equilibrio cuerpo-mente. La fluencia con el compañero en la práctica. La interacción entre respiración y movimiento. Pero con la práctica continuada y la maestría, es sin duda, efectivo y aplicable ante una situación de defensa propia de necesidad.
La base técnica del Aikido es el círculo (ensō en japonés, que simboliza la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío), es decir, el movimiento circular y además, el control del Centro (centro de masas).
En la práctica del Aikido no hay aristas. Se aprovecha la energía del “ataque del contrario” para absorberla a través del movimiento circular, atraerle a nuestro Centro y sacarle del suyo y devolverle toda esa energía. Siempre existe una absorción y una proyección. Además de las proyecciones, hay técnicas de control. No hay técnicas ofensivas. Además, una parte importante de la Práctica, es el trabajo con el Bokken (sable o katana de madera) y el Jo (“palo” cilíndrico de 1,28 m de altura y 2’5 cm de diámetro).
En la Práctica, no hay enfrentamiento ni competición si no fluencia y fusión entre Tori y Uke. De hecho, la práctica del Aikido está más cercana de bailar en pareja que de un arte marcial. El Maestro plantea la técnica, Tori la ejecuta y Uke la recibe. Hay un intercambio físico y energético entre ambos, con la respiración como hilo conductor, donde se desarrolla la técnica. Por lo tanto no hay tensión ni daño. No hay agresión ni defensa a ella, si no fusión y fluencia.
El desarrollo físico de las técnicas y su práctica, son por tanto adaptables a las capacidades técnicas y físicas de los practicantes. Es por ello que puede ser suave o intenso. Permite que practiquen aprendices con aprendices o aprendices con aikidokas experimentados, ya que el objetivo no es ganar, si no la práctica en si misma.
Alberto Ajenjo
Instructor-Sensei 1er Dan de Aikido